viernes, 21 de diciembre de 2007

INTUICION

Flora era una niña triste, que vivía con sus abuelos, siempre escondida tras sus ante ojitos de grueso cristal, sombría de unos 11 años.
Siempre miraba hacia lo lejos como esperando algo o alguien.
Sus padres aparentemente según sus abuelos habrían muerto cuando ella era muy niña.
Pero para Flora parece que no, en su corazón latía la esperanza de que algún día los vería.
Nunca jugaba con nadie ya que la casa estaba retirada de la ciudad. Concurría a una escuela del campo donde solo eran unos 20 alumnos de diferentes edades.
Sonia, la maestra, había citado a la abuela de la niña para informarle sobre la conducta de Flora.
Le habría dicho, lo preocupada que se sentía al verla con actitudes muy extrañas ya que siempre jugaba con fotos y alfileres; cuando ella le requería que estaba haciendo, las guardaba rápido.
Carmen, abuela de Flora también era una persona extraña, tampoco tenía amigas, solo visitaba el cementerio donde supuestamente según ella estaban enterrados los padres de Flora, su hijo y su nuera.
Cierto día llegó a su casa un vendedor ambulante “Don Juan” quien mostró su mercadería, donde tenía también agujas y alfileres.
Carmen preguntó: ¿Qué sale las agujas y alfileres?
Siempre compro y nunca tengo… no se…
Detrás de la cortina del viejo comedor, se asomaron unos anteojitos, era Flora, le brillaron los ojitos al ver agujas y alfileres, pensó pronto la abuela los guardará en su costurero y ahí podré sacárselos.
Así cada vez, mas agujas y alfileres, hasta que un día en la casa solo se escucharon gritos de dolor, provenían de la habitación de los abuelos.
Flora corrió y corrió por los campos, ganó la calzada, subió a un colectivo y pidió un boleto a Rosario.
El portero de la escuela llamó varias veces, mandando por la maestra a preguntar por la niña ya que esta no asistía a clases.
Al ver uno y otro día todo en silencio este empujó la puerta y ¿Horror!, ahí sobre la cama yacían los abuelos de Flora, maniatados y cubiertos o mejor dicho clavados con agujas y alfileres y frente a ellos, un viejo Baúl o cofre grande de madera con recortes de diarios ya amarillentos esparcidos por el piso, en uno de ellos decía pareja de desconocidos roba de la puerta de una casa en la ciudad de Rosario, calle Entre Ríos 634 a una niña de escasos 2 añitos, Flora Gutiérrez.


Cualquier semejanza da la realidad es pura coincidencia


María Rosa Pérez de Yacuzzi

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