miércoles, 26 de marzo de 2008

TALLER LITERARIO INFANTIL

¡ESTAMOS EN PELIGRO!
Lucrecia Laura estaba en el centro de la plaza y se le ocurrió ir a la calesita. Se subió y la calesita empezó a dar remolinos y desapareció.
Todos estaban preocupados por esa niña. Los vecinos de enfrente no la veían para nada, claro que ella era la única que estaba en la plaza. Todos decían que era una nena fantástica. Siempre miraba la tele, pero ese día quiso ir a la calesita y no tuvo suerte ¡justo le pasó a ella que no salía nunca, pobrecita! ¿Qué había pasado con la niña? ¿Y la calesita?
Pasó un año y todos supieron que por el giro rápido se anuló la ley de gravedad, ella voló y desapareció.
Mientras todos estaban ansiosos por saber dónde estaba, se supo: ¿saben dónde estaba? Estaba con su enamorado, Martín Ivansoch soñando en la Luna.MICAELA LANDRIEL

CUENTO A PARTIR DE RECORTES DE OTROS CUENTOS

El minotauro era un hombre toro monstruoso que asolaba a la humanidad.
Se trataba de un hombre de uno o dos metros de altura, muy fornido, sobre cuyos hombros lucía una cabeza de toro con ojos humanos. Al ver a Teseo, se incorporó de su lecho de paja y huesos humanos donde estaba echado y se abalanzó sobre el héroe. Después de librar un terrible y desigual combate, Teseo logró eludir al monstruo y con un solo golpe de espada, lo decapitó.
Allí, la joven Ariadna puso en las manos del héroe una pequeña bolsa cuyo contenido nadie conocía, él la tomó y, con su espada desenvainada, se perdió en la primera de las galerías del laberinto mientras su mano libre hurgaba en la bolsa y dejaba caer unos pequeños objetos.
Al fin, en un cuadrado central, en el que desembocó de improviso, se halló frente al gigantesco monstruo, el Minotauro. El monstruo lo venció y a pesar de que esa región era muy poblada, nadie más se volvió a acercar nunca más, aterrorizados por el monstruo. El cuadrado central era un gran espejo.MAGALI GIUDICE

CARLOS Y SUS HERMANOS (a partir de una fotografia)

María era una mujer que tenía cuatro hijos, el mayor, de cinco años, Carlos; las mellizas, Daniela y Cecilia de cuatro años; y el más chico Lucas, recién nacido.
María no tenía a nadie que la ayudara a cuidar a u hijos. Un día comenzó a sentir muchos dolores. Decidió ir a un hospital, para hacerse unos análisis, el resultado de éstos era cáncer. Ella sin entender nada le pregunta al doctor si era grave y cuánto tiempo le quedaba. Éste le dice: es muy grave, le quedan sólo dos meses de vida.
María, al otro día, lo primero que hizo que poner en adopción a sus hijos, porque ella sabía que no podría cuidarlos. El estado de ésta mujer empeoró día a día, tanto que en menos de una semana murió.
Quince años después…
Carlos sospechaba algo: que era adoptado, después de encontrar unos papeles de adopción, no dijo nada, sólo le pareció sospechoso.
Un día al llegar de la facultad se asoma por la ventana y escucha a sus padres decir algo como:
- Cómo le diremos a nuestro hijo que es adoptado?.
- Ya veremos el momento indicado.
Rápidamente, Carlos entró en la cocina, donde estaban sus padres, y les pide que le digan toda la verdad. Estos acceden y le contaron todo, también le cuentan que tenía tres hermanos.
Fue así que Carlos se propuso encontrar a todos sus hermanos para unirse nuevamente.
El primero que encuentra e a Lucas, que tenía 15 años. Le costó un poco hacerle saber la verdad, después de un año pudo encontrar a sus hermanas. Las dos estaban casadas, Daniela esperaba su primer hijo.
Uno meses después los cuatro hermanos realizan una fiesta por su reencuentro y todos prometen que nada, ni nadie los va a volver a separar.

LUCÍA ESCOBAR, MAGALÍ GIUDICE Y MACARENA MATTIUZZI

FERNANDO Y EL BAÚL MÁGICO

Un niño llamado Fernando tenía un abuelo, Augusto, que tenía un llamativo y antiguo baúl.
A Fer le causaba mucha curiosidad lo que el baúl llevaba dentro, pero su abuelo le prohibió estrictamente que lo abriera hasta sus veinte años, y él recién tenía diez años.
Pero un día Ferchu, como lo llamaba su mamá, no aguantó más y lo abrió. Lo que llevaba dentro era realmente sorprendente. Era como un espiral, lila, amarillo, azul y rojo. Metió la mano en él y luego sintió un fuerte viento, que lo empujaba hacia el baúl, era como ir por un remolino gigante hasta que … páf! Cayó en un pueblo, en una calle. Ese pueblo era hermoso.
Ferchu estaba muy asustado, porque no sabía dónde estaba. Entonces decidió caminar para ver si encontraba a alguien que le explicara dónde estaba. Caminó, caminó y caminó hasta que por fin encontró a alguien, una niña llamada Lucía. Ésta le dijo que se encontraba en Mango un pueblo muy chico y como dije antes, hermoso. También la niña le contó que estaban en el año 1988. Fernando, sorprendido le trató de explicar que él venía como de otro mundo, muy diferente a éste.
Fernando estuvo dos meses en el pueblo sin poder aún escapar de él. Conoció muchos más niños y se quedaba a dormir en casa de Lucía, pero… extrañaba mucho a su familia y también pensaba lo preocupados que podrían estar.
Un día uno de sus amigos le contó a Fernando que su abuelo tenía un baúl muy viejo, y que no sabía qué había en él. Fer le dijo a u amigo rápidamente: -Vamos a tu casa. Ése es el baúl del que te he hablado y mi salvación!
Al llegar a la casa, ahí estaba el baúl. Lo abrieron el espiral apareció, como en el otro baúl. Entonces Fernando le dijo a su amigo que lo salude a todos los demás niños que él ya no tenía tiempo. Entonces se ubicó al lado del baúl, se despidió y ¡Paf!... cayó, pero ésta vez en la habitación de su abuelo. Preocupado e levantó y se dirigió hacia la cocina, en ella estaban sus padres junto a su abuelo, muy tranquilos. Ferchu muy contento y a la vez muy asustado pensando en la preocupación que había podido causar a sus padres los abrazó muy fuerte y les dice: -¡volví, volví!, ¡los extrañé mucho!
Sus padres no entendían nada y le contestaron:
-¡Si hace sólo tres minutos que no te vemos!
Fer se dio cuenta que el tiempo en Mango pasó volando, y para no preocuparlos más decidió no decirles nada más que:¡Era una broma!
Así Fernando aprendió que no tenía que desobedecer más a nadie, especialmente a su abuelo.LUCÍA ESCOBAR

SIN COCINERO (Cuento a partir de fragmentos)

Érase una vez un palacio del mundo de la fantasía, había perdido su cocinero. El rey le ordenó entonces a su intendente que procediera a la búsqueda de un nuevo chef, digno de cumplir las funciones de jefe de cocina del palacio.
A la alcaldía se presentaron muchas personas, dos monos con uniformes y títulos de cocineros del año 2005, el doctor Mocus (un gran científico) que no sabía cocinar mucho pero sí hacer grandes inventos, Pocho el que tiene un kiosco en la esquina también se presentó.
Pasaron los días. El rey se impacientó y convocó a su intendente.
-¿y bien? ¿Has encontrado el hombre que necesitamos?
-Señor, estoy bastante preocupado. Respondió el intendente. Y es que no he encontrado un cocinero, sino una vizcacha, que era la encargada de hacer las compras y cocinar.
Al principio, la cosa fue sencilla. La vizcacha cargaba su bolsa con esto y lo otro, y lo de más allá. Llegado el momento de pagar, siempre le faltaban unos centavitos.
-¡hay, qué inconveniente Don Tero! ¿Le pago otro día? Me he olvidado la billetera!
-¿Volver otro día? ¡Pero qué ocurrencia, Doña Vizcacha! Aquí lo que sobra es confianza en los clientes. Lleve todo y me lo paga mañana y, así, la vizcacha se salvaba. Volvía al palacio y con gran entusiasmo preparaba un banquete.
Sin embargo, el tero no se dio por vencido y se propuso esperarla día y noche hasta que saliera del palacio y en ese momento poder cobrar las deudas. Por desgracia, para el tero, la vizcacha nunca Salió.
Y allí e lo pasa, atento y vigilante haciendo guardia para que no se le escape la vizcacha.
Todos lo ven en el país encantado, con lo ojo enrojecidos por no dormir, pero siempre con su impecable pechera y el corbatín negro, ¡Todo un caballero!
MALVINA DIAZ

TODO AL ESPACIO

Un día en un pueblo de Santa Fe se hizo realidad el deseo más esperado de todas las mujeres: se anuló la ley de gravedad y el espacio se llevó a todos los hombres. ¡Ni se imaginan la alegría de las mujeres! Podían estar tranquilas sin un hombre que las moleste.
Se encontraban relajadas sin preocupaciones. Sin hombres IN-SO-POR-TA-BLES.
Luego de esto, sólo quedó un pueblo de mujeres pacíficas y agradables. Todas eran amigas y así siguieron sus vidas felices y contentas con sus pinturas, sus vestidos y sus tajetas de crédito.
Tiempo después formaban el pueblo más tranquilo de la zona y no se arrepintieron, siguieron haciendo su vida.
Algunas los extrañaron y se fueron al espacio con sus amados pero otras ¡ni locas!.

CAMILA COLAUTI

EL JUGADOR

En una ciudad llamada Rosario, vivía una pareja: Juana y Carlos.
Ellos siempre se llevaban muy mal. Hace quince años que se maltrataban porque el no compartía mucho tiempo con ella y aparte porque vivía jugando y perdiendo dinero. Llegó un momento que no tenían qué comer. Esto provocaba que se pelearan todo el tiempo, se tiraba con lo que tenían en las manos. Se herían pegándose y con palabras que dolían más que los golpes. Ella la abandonó.
Aunque siempre discutían él la amaba. Dejó de jugar y la invitó a Mar del Plata. Ella aceptó porque le conmovía que él se quisiera reconciliar.
Llegaron a la casa que habían alquilado en la que había una hamaca. Allí se recostaron. En ella se reconciliaron y se amaron.
Carlos aprendió que jugando no se gana nada.

LUCIA CERIANI